A continuación, nos encontramos ante el capítulo más temido: los problemas. Desde que somos pequeños son el tema que más nos aterroriza, y ahora cómo futuros docentes uno de los que más nos preocupa. Pero si nos ponemos las gafas de las #matematicazas podremos darnos cuenta que los problemas no son 2+2, tienen una visión mucho más amplia y útil en la vida de nuestros pequeños.
Para ello, debemos hacer problemas que partan de la vida cotidiana y de los intereses de los niños, para que los niños los vean útiles y estén motivados. Además, los problemas deben ser de diversos tipos para fomentar el desarrollo de las diferentes capacidades. También, debemos valorar más la búsqueda de estrategias y el razonamiento lógico que el resultado en sí. Y por último, debemos aceptar todas las respuestas que estén razonadas. Biniés le plantea un problema a Canals que dice: "Tienes cuatro cerezas y tu amiga te da dos más, ¿Cuántas tendrías?" y la niña contesta: "A mi no me gustan las cerezas". En este caso el docente no debe enfadarse ni decirle que no está bien ya que la niña ha dado una repuesta razonada, debe partir de ese razonamiento para pedirle que cómo no le gustan las cerezas las reparta entre tres amigos y así trabajar otro ámbito de las matemáticas a través de una respuesta improvisada.
A mi personalmente, como docente me gustan mucho los problemas, pero es cierto que si hecho la vista diez años atrás, junto a la geometría me aterrorizaban. Por eso, me estoy intentando cambiar el chip, para que mis futuros alumnos no tengan miedo, y puedan disfrutar de los problemas a través del razonamiento y las diferentes habilidades mentales, pudiendo ser así mucho más competentes.
"Los buenos problemas deben tener diferentes posibilidades" Canals (Biníes, 2008)
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